Para poder detectar esta problemática es imprescindible contar con una formación en violencia de género y trabajar con una actitud de continua alerta. Tenemos que estar atentos/as ante las señales que puedan revelar una posible situación de maltrato.
La pauta principal es tener siempre en mente que la mayoría de las mujeres con TMG que se atienden en las consultas, en los servicios sociales o en las asociaciones, están sufriendo o han sufrido en el pasado violencia psicológica, física y/o sexual tanto en la pareja como en el ámbito familiar.
Es de vital importancia crear un vínculo de confianza y respeto entre el o la profesional y la mujer. Tenemos que respetar sus tiempos, sin forzarla para obtener información sobre un posible maltrato. Se genera así un ambiente de intimidad que ayudará a encontrar el momento idóneo para que cuente lo que le está pasando.
La gran dificultad añadida que nos encontramos en salud mental en este terreno es que muchos de los síntomas, para alertar sobre posibles episodios de violencia de género, son inherentes a la enfermedad.
No podemos olvidar nuestro rol de profesionales de salud mental y, por eso, en esta guía podemos encontrar la información necesaria sobre los recursos especializados para acceder a la información, poder coordinarnos, acompañar y poder facilitar el acceso a éstos recursos y servicios a las personas usuarias.
Estos son algunos consejos que pueden ayudar a favorecer la detección de situaciones de maltrato:
- Trabajar coordinadamente con el personal sanitario y pedir que, en las valoraciones o evaluaciones iniciales, incluyan de forma sistemática una serie de preguntas que permitan valorar posibles situaciones de maltrato. Cuestiones que vayan de lo general a lo concreto: “¿Cómo están las cosas en casa?” “¿Cómo es la relación con las personas con las que convive?” “¿Cómo se resuelven las discusiones en casa? “¿Tiene algún problema con su pareja?, “¿Has sentido alguna vez miedo?” etc.
- No desvalorizar las opiniones, sentimientos o hechos en relación al maltrato.
- Observar las actitudes y estado emocional. Facilitar la expresión de sentimientos.
- Mostrar una actitud empática con una escucha activa.
- Abordar directamente el tema de la violencia y expresar de forma clara que nunca está justificada.
- Decirle que no tiene por qué denunciar y que tiene derecho a recibir ayuda. Trasladarle que se la puede ayudar a salir de su situación, respetando siempre sus decisiones y su ritmo.
- Preguntar por la situación de otras personas que viven en su casa, sobre todo, hijas e hijos. En muchos momentos, le puede resultar más fácil darse cuenta de lo que está sucediendo a partir del relato de otras personas.
Otras señales de alerta ante una posible situación de violencia de género, teniendo en cuenta que algunos de estos indicios pueden no serlo en personas con TMG, pueden ser las siguientes:
- Cambio frecuente en la sintomatología sin que haya detrás un claro factor desencadenante.
- Tendencia a culparse por los síntomas de la enfermedad, auto-descalificaciones.
- Incumplimiento de las citas sin una causa clara.
- Si alguna vez ha hecho alguna insinuación o tiende a justificar al agresor en otros momentos.
- Que la mujer acuda siempre a consulta en compañía y su acompañante insista en entrar.
- Negativa a hablar acerca de sus relaciones familiares o hacerlo de forma escueta y sin profundizar.
- Expresar deseos de abandonar el hogar.
- Control injustificado y excesivo del dinero por parte de sus familiares o pareja.
- Vestir ropa inadecuada con el objetivo de ocultar lesiones.
- Actitud sospechosa y controladora por parte de la pareja.
- Acude sola a urgencias o no recibe visitas cuando está ingresada.
Las lesiones físicas en la mujer también pueden ser indicadores de una situación de maltrato cuando:
- Intentar explicar la lesión de una forma incoherente.
- Tener una alta propensión a la “accidentalidad”.
- Las huellas de golpes o hematomas se encuentran en diferentes partes del cuerpo.
- Ocultar el origen de las lesiones o no acudir a la consulta de forma inmediata después del accidente.
Si valoramos que la mujer está en riesgo vital se debe plantear una intervención más activa e inmediata y acudir a los servicios especializados. Debemos tener en cuenta que lo más probable es que niegue la situación por miedo.