Mujeres con trastorno mental grave y violencia de género
Las mujeres con trastorno mental grave (TMG) ven cuestionada sistemáticamente la veracidad de su condición de víctimas con argumentos como la descompensación psicopatológica o su propio comportamiento como causa de estas situaciones.
En otras ocasiones, las y los profesionales que las atienden se amparan en el mito de que se pueden descompensar si se visibiliza una situación de violencia de la mujer. Una idea que carece de fundamento científico. Lo único que esto ocasiona es que no se estén detectando los casos de violencia que están sufriendo las mujeres con TMG en su presente y pasado.
Además, en los supuestos donde sí se detectan, las mujeres no están recibiendo una respuesta adecuada ya que los servicios públicos no están adaptados a sus necesidades.
Es necesario que las y los profesionales que desempeñan las tareas de atención directa con personas con problemas de salud mental profundicen en el conocimiento de la violencia de género.
También nos encontramos con una enorme dificultad para encontrar estudios, análisis o estadísticas de análisis sobre mujeres con TMG y violencia de género. Esta es otra manera más de violencia, la institucional, que invisibiliza esta realidad.
Es de vital importancia poner el foco sobre las situaciones de maltrato de las mujeres con TMG.
Las personas con TMG son especialmente vulnerables y esta vulnerabilidad se agrava cuando introducimos la variable género. A pesar de los pocos datos existentes, podemos señalar que las mujeres con un diagnóstico de trastorno mental grave (TMG) están más indefensas, o tienen mayor probabilidad de padecer violencia de género, que las mujeres sin un diagnóstico de TMG.
La incomprensión social de las personas con enfermedad mental hace que los falsos mitos sobre su violencia y agresividad provoque que sea muy difícil visualizar la violencia que sufren. Sin embargo, detallamos estos datos de ámbito estatal sobre las mujeres con TMG (FEDEAFES 2017):
El trastorno mental lleva implícito el estigma de poca credibilidad que invalida cualquier discurso posterior y, en algunos casos, se justifica incluso la actitud del maltratador. Esta es una de las causas principales por las que estas mujeres no se atreven a manifestar su situación de maltrato.
Algunas de las causas que provocan una mayor vulnerabilidad en las mujeres con TMG y, por tanto, de sufrir violencia de género son las siguientes:
- El estigma de la enfermedad mental provoca soledad y aislamiento.
- No disponer de red de apoyo o empleo: Tienen dependencia personal, asistencial y económica.
- No acceso a la información y recursos: Inadecuación de los servicios públicos a sus necesidades.
- Discriminación y rechazo social: Lo que disminuye las posibilidades de detectar e intervenir ante situaciones de violencia de género.
- La menor credibilidad que se concede a su relato.
- Baja autoestima.
- Mayores probabilidades de experimentar relaciones desiguales, por su dificultad para encontrar pareja, vinculadas al estigma.
- Sentimiento de no ser capaces de afrontar la vida en solitario.
- Mayor tendencia a justificar las relaciones abusivas hacia ellas debido al sentimiento de poca valía.
Muchos de estos factores tienen causas de origen social, por lo que se puede trabajar para minimizarlas y fomentar el empoderamiento y la participación social de las mujeres con TMG.
Por todo lo descrito con anterioridad podemos concluir que una mujer con TMG tiene más posibilidades de sufrir violencia, aunque no todas la sufren. Tenemos que tener en cuenta los factores de protección contra la violencia que se detallan a continuación:
- Disponer de una red y de apoyo social y familiar.
- La participación social.
- No estar en situación de pobreza.
- Incorporar la perspectiva de género en la intervención por parte de los y las profesionales y los servicios públicos, trabajando en el empoderamiento de las mujeres.
Para poder ayudar a las mujeres con TMG hay que intentar romper ciertas barreras tanto internas (de la propia mujer) como externas (de la sociedad):
INTERNAS
- La culpa y la vergüenza que viven las víctimas y que les dificultan verbalizar su situación.
- La minimización o la justificación del comportamiento del agresor por parte de la mujer.
EXTERNAS
- La falta de credibilidad que se le da al relato de las víctimas cuando verbalizan una situación de violencia.
- Juzgarlas cuando verbalizan una situación de violencia, ya que se tiende a culpabilizarlas de la violencia que sufren.
- El miedo de las y los profesionales que les atienden a abordar esta temática, motivado en ocasiones por el mito -totalmente infundado- de la descompensación.
- El miedo de las y los profesionales a no saber cómo actuar.
- El miedo a ofenderla. El 95% de las mujeres no han sido nunca preguntadas, en el ámbito sanitario, sobre su relación con su pareja u otras cuestiones que permitan indagar en la existencia de violencia de género.